1._Hay un inadecuado autoconcepto de nosotros mismos, además de una baja autoestima que nos hace sentir un profundo deseo de querer atraer aquello que posee la otra persona y nosotros no; con esto uno cree que no tiene buena suerte, ni las mismas oportunidades que el otro, y no nos sentimos capaz de realizar ciertas acciones para llegar a ser quién queremos ser.
2._Se tiene una actitud negativa hacia la persona o situación envidiada, al expresarla mediante el reproche y el rechazo e inclusive la crítica; lo cual nos remueve por dentro surgiendo la rabia, la frustración e insatisfacción.
3._No nos sentimos ni conformes ni satisfechos con lo que tenemos. Por este motivo, es importante aprender a identificar el sentimiento de envidia y saber canalizarla a modo de sentir admiración ya que eso nos ayuda a sentirnos bien con nosotros mismos; ahora bien, sabremos cuando sentimos envidia si alguien nos cuenta con alegría acerca de su éxito y en lugar de alegrarnos también por él o por ella, nos deja paralizados, muy serios, o en silencio y nos da rabia inmediatamente.
Por último, puedo decirles que podemos plantearnos un cambio personal en busca de la satisfacción perdida, explorando de nuevo en nosotros mismos y descubriendo las capacidades que se ocultan en nuestro ser. Porque cada persona tiene ambiciones, gustos y metas distintas por las cuales luchar y alcanzarlas sin fijarnos en los demás a menos que sea para guiarnos y orientarnos de cómo hacerlo mejor. Recordemos lo que dijo Frank Tyger: “No puedes ser envidioso y feliz al mismo tiempo”.
Deja un comentario