No existen los cuerpos perfectos. Ahora nos lo dicen las influencers sin miedo porque la imperfección, es decir, la normalidad empieza a vender casi tanto como antes vendía la perfección irreal. La última que se ha sumado al carro de la normalidad es Laura Escanes.
La mujer de Risto Mejide enseña en sus redes sociales su cuerpo tras haber dado a luz a Roma. Vemos su barriga aún abultada, sus estrias, su piel de mujer que ha dado vida como bien dice ella. No sabe si volverá a sentir vida dentro también nos dice. En esto se acuerda más de su belleza que del reloj biológico que te hace un tic tac tic tac hacia la mujer de la cueva que se reproducía sin pensar en la planificación familiar. Todo era entonces follar y parir.
Las cosas han cambiado para mejor. Ahora las mujeres decidimos cuántos hijos queremos. La que no lo decide es porque es tonta y no echa mano de los métodos anticonceptivos, incluido el método infalible de la anticoncepción: no follar. Muchas veces me he preguntado como esas mujeres que antaño tenían tantos hijos sin querer tenerlos no lo practicaban. Yo me hubiera declarado en huelga de deseo carnal para no meter la miseria en mi casa con siete, ocho, nueve… hijos.
Laura Escanes no va a ser una madre múltiple. Esta chica demasiado joven para un señor que siempre tuvo cara de viejo se quedará con la niña Roma o, como mucho le dará un hermanito o hermanita. Dos o tres niños, más no. Además, igual se les acaba el amor por tanto usarlo, como bien decía Rocío Jurado en su canción. No le veo yo largo futuro a la pareja Laura-Risto. Es una pareja rara, extraña, que ves en los vídeos de la youtuber como un amor asimétrico y frágil. Siempre me ha parecido que Laura tiene ganas de volar sola. Es una chica que está llevando muchos malos comentarios en las Redes Sociales por compartir su vida con el polémico Risto Mejide.
La foto de su postparto también tendrá críticas. Por eso la alabo. Es muy valiente por su parte enseñar una imagen íntima cuando sabe que los críticos afilaran sus dardos verbales escritos. Pobre Laura. El amor de Risto le sale muy caro. Lo feliz que sería volando sola.
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